El alcohol puede provocar diversas alteraciones en nuestro organismo. Entre los cuadros clínicos mas frecuentes encontramos demencia, neuropatías, enfermedades cardiacas, arritmias, riesgo de eventos cerebrovasculares e infarto agudo del miocardio, así como anemia por déficit de acido fólico y carencia de vitamina B12.
Se calcula que 90% de las personas consume alcohol en mayor o menor grado. Los bebedores en riesgo constituyen 28% de los hombres y 11% de las mujeres, aunque el índice entre la población femenina ha mostrado un notable incremento. De 10% a 20% de la población en general ha padecido abuso o dependencia del alcohol en algún momento de su vida.
El alcohol es una sustancia derivada de la fermentación de carbohidratos vegetales. No es un producto normal del metabolismo humano, por lo que ingerirlo en cantidades elevadas produce un desequilibrio metabólico, puesto que el organismo destina recursos para procesarlo y eliminarlo. Algunas de sus características son :
- Es altamente liposoluble, lo cual permite atravesar las membranas celulares, y es altamente afín al gua por lo que puede llegar a cualquier célula.
- Por encima de determinadas concentraciones es directamente tóxico. Además, sus metabolitos también lo son, por su elevada reactividad química.
- Es un producto sumamente energético, es decir, engorda: se calcula que cada gramo ingerido genera 7.2 calorías.
CÓMO ACTÚA EL ALCOHOL EN EL CUERPO?
El alcohol es absorbido rápidamente por el tracto gastrointestinal (20% en el estómago y 80% en el duodeno y el yeyuno) Su velocidad de absorción depende del tipo de comida que lo acompañe (las grasas y las proteínas disminuyen la absorción), y si las bebidas con las que se mezcle son carbonatadas, el alcohol se absorberá con mayor rapidez.
Los efectos del alcohol se empiezan a notar a los 10 minutos de la ingestión y el pico aparece entre los 40 y 60 min después, completándose la absorción total en seis horas. Casi 90% del etanol es metabolizado totalmente en el hígado, el resto se elimina por el aire espirado, la orina y el sudor.
El consumo crónico de alcohol puede causar una disfunción en la erección del pene en el hombre y la desaparición de la menstruación en la mujer. En el hombre, dosis inferiores a las que se establecen como límite legal para determinar si la persona está ebria o no (0.08%) producen efectos de supresión de la erección. En las mujeres, incluso ingerido con moderación, dificulta la respuesta orgásmica
El alcohol altera los comportamientos convencionales y hace que la persona se sienta más relajada, de modo que puede facilitar la aparición del impulso sexual, pero dado que también inhibe partes del sistema nervioso autónomo implicadas en la erección, dificulta la penetración y el coito. En las mujeres, el alcohol parece actuar como un activador psicológicos y un inhibidor físico
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Nutrióloga Lucy Cruz