La ortorexia es la obsesión patológica e irracional por comer sano y por la calidad de los alimentos, convirtiéndose así en la principal preocupación de la persona que la padece o incluso, en el objetivo de su vida. Se suele decir que el paciente ortoréxico “tiene un menú en lugar de una vida”.
Genera en el paciente importantes restricciones alimentarias al cuestionarse en todo momento la cantidad, tipo de alimentos, origen de los mismos, forma de cultivarlos, materiales y técnicas empleadas en su preparación/elaboración, etc.
Conlleva a una pérdida de relaciones sociales y a una insatisfacción afectiva, que, a su vez, favorece la preocupación obsesiva por la comida. En la ortorexia el paciente quiere inicialmente mejorar su salud, tratar una enfermedad o perder peso. Finalmente, la dieta se convierte en el centro de su vida, a diferencia de los pacientes con anorexia y bulimia que se preocupan por la cantidad de comida o su apariencia física, los pacientes con ortorexia están preocupados por la calidad de los alimentos
• Dedicación de más de 3 horas/día a pensar en su dieta y planificación y/o preparación excesiva de las próximas comidas. Incluso realizar desplazamientos importantes con el objetivo de conseguir determinados alimentos (ecológicos, sin aditivos, de importación,…)
• Sentimiento de culpabilidad si se infringe o trasgrede alguna de las premisas que define “su dieta sana”. En contraposición, gran satisfacción y placer al ver cumplidas sus expectativas: cuanta mayor rigidez en el seguimiento de la dieta “correcta” mayor autoestima y sentimiento de superioridad experimentan.
• Mayor preocupación por la calidad de los alimentos que del propio placer derivado de consumirlos
• Aislamiento social debido a los altos requerimientos exigidos para alimentarse y consecuentemente disminución de la calidad de vida.
El paciente ortoréxico no intenta ocultar su estilo de vida, ni su dedicación o “conocimiento” en temas dietéticos. Bien al contrario se enorgullece de ello, convirtiéndose en un abanderado a ultranza de esta tendencia e, incluso, llega a menospreciar a aquellos que no tienen un punto de vista similar. La dieta llega a convertirse en su propia religión.
Investigaciones recientes indican una conexión entre las causas de la ortorexia y el trastorno obsesivo-compulsivo. Los que sufren de ortorexia exhiben una obsesión con la “comida sana” y lleva a los investigadores a conectar esta obsesión como una forma de expresión de un trastorno psicológico más profundo. Las personas con ortorexia, son personas muy estrictas, de percepción vulnerable, controladas y exigentes consigo mismas y con los demás. Las mujeres, en el periodo de adolescencia y quienes se dedican a deportes como el culturismo, el atletismo y otros, son los grupos más vulnerables.
Si, se basa en establecer unos hábitos alimentarios saludables desde la niñez. Esta es una labor que debe abordarse conjuntamente desde diferentes ámbitos: el familiar, el escolar y el mediático.
Ofrecer conocimientos teóricos que expliquen al niño y al joven –adecuados a su desarrollo intelectual– la importancia de llevar una dieta sana y equilibrada, así como la naturaleza de cada uno de los nutrientes esenciales y cómo influyen en el buen funcionamiento de nuestro organismo es uno de los puntos de partida. Familiarizarse con estos conocimientos ayudará al joven a fortalecer la instauración de conductas adecuadas en el campo de la nutrición y minimizarán el riesgo de los elementos negativos que reciban a través de los numerosos y cada vez más habituales medios de comunicación.
Uno de los primeros objetivos será el subsanar las carencias nutricionales que ha adquirido el paciente al haber excluido determinados grupos de alimentos de su dieta, así como las posibles complicaciones orgánicas derivadas de una deficiente alimentación.
El punto de partida, reside en el reconocimiento o aceptación por parte del individuo ortoréxico de que está inmerso en una obsesión enfermiza y desea romper con esta dinámica. Este paso es fundamental para conseguir el éxito de la terapia.
El proceso de adaptación no es únicamente a nivel digestivo y metabólico, también requiere una acomodación psicológica al cambio, por lo cual abrir la opción al consumo de alimentos altamente grasos o catalogados como comida rápida no será el objetivo de las primeras fases.
A lo contrario de lo que estamos acostumbrados, la ortorexia suma importancia al cuidado de la salud, pero como sabemos; "todo en exceso es malo", incluso aquello que es bueno.
Nutrióloga Evelyn Hernández