La insuficiencia respiratoria provocada por covid-19 es un proceso que se caracteriza por la incapacidad del sistema pulmonar y cardiaco de mantener un adecuado intercambio de oxígeno y dióxido de carbono.
El síndrome de dificultad respiratoria aguda y la lesión pulmonar aguda constituyen las complicaciones más frecuentes en la fase crítica de la enfermedad.
Los enfermos por covid-19 deben saber que existe una importante vinculación entre las enfermedades respiratorias y la alimentación, ya que la dieta influye en el mantenimiento de una buena calidad de vida para el enfermo.
Por ello, una alimentación poco adecuada, tanto si se asocia a un cuadro de sobrepeso u obesidad como a un cuadro de desnutrición, puede influir notablemente en la evolución de la covid-19.
En general, una nutrición deficiente disminuye nuestras defensas y nos hace más vulnerables a enfermedades, como es la covid-19.
El objetivo de la dieta, por tanto, debe ser reparar la energía que requiere el organismo para funcionar bien. La fiebre, la fatiga, la insuficiencia respiratoria o la sensación de ahogo hacen disminuir el apetito y comer menos de lo necesario.
En las personas con bajo peso, se puede producir una disminución de la masa corporal libre de grasa (básicamente a expensas de la masa muscular). Esta disminución de la masa muscular evoluciona hacia atrofia, una situación que se ha asociado a una mayor morbilidad y mortalidad general.
La covid-19 infecta el tracto respiratorio y la falta de un tejido muscular adecuado puede generar más inflamación. Por el contrario, las personas con obesidad se fatigan fácilmente y necesitan más energía para respirar.
Cabe destacar una reciente publicación del Hospital Universitario de Lyon, Francia, en la que muestran que la obesidad se asocia a formas graves de covid-19, por lo que es importante este mensaje para la toma de medidas preventivas de salud pública. Disminuir el peso corporal disminuirá la sensación de ahogo y el estado de salud general mejorará en estas personas.
Los enfermos con covid-19, dependiendo de su situación y gravedad, tienen necesidades de alimentación específicas. La dieta debe mantener un equilibrio entre los alimentos que disminuyen la producción de dióxido de carbono (CO2) y la necesidad de calorías del organismo:
Es recomendable disminuir la ingesta de hidratos de carbono, en particular, los simples, como son las harinas refinadas, el azúcar, los cereales refinados, los dulces y la bollería en general. Un consumo elevado de ellos favorece la creación de CO2, pudiendo perjudicar la sintomatología asociada.
Estudios han demostrado que ingestas proteicas adecuadas son beneficiosas para el mantenimiento de la masa muscular, mejorando el pronóstico de enfermos con patologías pulmonares. Las carnes, pescados, huevos y proteínas vegetales en general deben estar presentes en la alimentación. Sin embargo, el exceso de proteínas también puede aumentar la producción de CO2 y reducir el suministro de oxígeno en los pulmones.
Por tanto, la dieta para los enfermos con covid-19 tiene como objetivo evitar la pérdida de masa corporal magra, mejorar la función pulmonar y, en definitiva, la calidad de vida. Es crucial que estos pacientes incrementen el consumo de frutas, verduras y hortalizas por su riqueza en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, por su papel frente al estrés oxidativo ocasionado por la enfermedad. Incluir, igualmente, fuentes de proteína de calidad para mantener la masa muscular. Y además evitar el consumo de grasas no saludables, contenidas en alimentos industriales y ultraprocesados, y optar, en mayor cantidad, por grasas saludables, como las anteriormente citadas, por su función energética y antioxidante.
En caso de falta de apetito o pérdida de peso, se puede aumentar el contenido proteico de las comidas añadiendo huevo o queso a purés, cremas de verduras, ensaladas y/o sopas.
Enriquecer los platos con aceite de oliva en crudo o frutos secos o consumir batidos caseros elaborados con frutas, yogur, leche y proteína en polvo.
También se pueden dar casos de náuseas o diarreas, por lo que tomar los alimentos a temperatura ambiente o fríos, disminuir las grasas y frituras, así como separar los líquidos de las comidas (bebiendo entre comidas), aliviarán estas situaciones. Los enfermemos por covid-19 ingresados pueden sufrir desnutrición, por lo que una dieta con alta densidad de nutrientes junto con fórmulas hipercalóricas e hiperproteicas puede ser una opción adecuada para ellos.
Finalmente, en ningún caso la alimentación por sí misma evita o cura la infección por el nuevo coronavirus. Sin embargo, llevar un patrón de alimentación saludable, variado y equilibrado, pueda acercar al paciente por covid-19 a un estado nutricional adecuado, disminuir el riesgo de desnutrición y mejorar los mecanismos de defensa del organismo, con efecto positivo para su recuperación.
Nutrióloga Lucía Cruz